Irlanda cuenta con una particular riqueza gastronómica influenciada por la geografía y clima del país, así como por los diversos pueblos que se establecieron, a lo largo de toda su historia, en esta pequeña y fértil isla de pastos verdes.
El clima templado, debido al influjo de la corriente del Golfo, permite la actividad agrícola y ganadera a lo largo de todo el año. Sus exuberantes pastos son ideales para la cría del ganado y para la elaboración de productos lácteos.
La isla está formada por cambiantes paisajes, con penínsulas montañosas que se extienden hasta el mar, con numerosos valles surcados por ríos de abundante pesca y prados de nutritivos cereales como la cebada, el trigo y el centeno.
La mayor parte de los platos típicos irlandeses están elaborados con ingredientes de gran calidad como carne, pescados, verduras, mantequilla y patata, considerada ésta última como el producto básico de su alimentación.